jueves, 30 de septiembre de 2010

Chocolate irupaneño con sabor mosetén


¿De dónde surge la costumbre irupaneña de vender chocolate con leche? De su antigua vinculación comercial con las tierras de Alto Beni ¡Caliente, caliente!

Irupana –por lo menos en sus pisos medios y altos- no produce ni un solo grano de cacao, materia prima del chocolate. Sin embargo es la única población yungueña en la que se puede pedir chocolate con leche caliente en cualquier snack o cafetería.

Lo lógico sería que se sirva buen café. CORACA y Alimentos Naturales Irupana han mostrado de sobra las bondades del grano irupaneño, tanto dentro como fuera del país. Pero, chocolate…

Las raíces hay que buscarlas en el siglo XVIII, cuando Irupana era la única puerta de salida –y entrada- para quienes habitan lo que hoy conocemos como el Alto Beni.

El naturalista y explorador italiano Luigi Balzan da algunas claves que pueden ayudar a descifrar el origen de la Irupana chocolatera, además de su desaparecido intercambio comercial con los indígenas mosetenes que aún hoy habitan las tierras bajas.

Balzan realizó una travesía por la Amazonía boliviana entre 1891 y 1892. Era la época en que las sociedades científicas y gobiernos de Europa financiaban los viajes de los exploradores, con el objetivo de investigar regiones desconocidas. En algunos casos, los objetivos eran científicos, pero, en otros, se tenía fines estratégicos: explotación de recursos naturales o envío de emigrantes. Los informes del explorador italiano han sido traducidos y publicados por la historiadora Clara López Beltrán en el libro “A carretón y canoa”.

El naturalista llegó a Irupana el 19 de mayo de 1891 y permaneció en la población dos días, tiempo que ocupó para preparar su traslado a la zona de Miguillas. Desde el Convento de Misioneros de La Paz le habían comunicado que ese día llegarían al lugar los “neófitos” –mosetenes- desde la Misión de Covendo, al mando de un religioso.

“A las 10:30 a.m. del día 21 llegó un arriero de Cochabamba al que había contratado día antes por medio de su mujer, una vieja embustera que me obligó a aceptar un precio inusitado: tres pesos y medio por mula. Cuando por comodidad del arriero estábamos cargando las mulas eran ya las 4:00 p.m. y nos avisaron que llegaban los chunchos, como llaman a los neófitos de Covendo. Esto me alegró puesto que tardarían por lo menos un día para arribar al pueblo y yo podría llegar cómodamente a Miguilla antes que ellos”, relata el explorador.

Durante veinte días, los mosetenes navegaban río arriba por las aguas del Bopi y el La Paz hasta llegar a la confluencia con el Miguillas. A la lucha contra la cada vez más rápida corriente había que sumar el gran esfuerzo para descargar, trasladar y volver a cargar el callapo para vencer los rápidos no navegables.

¿Cuál era el objetivo de tanto esfuerzo? Luigi Balzan cuenta: “Partimos a las 4:30 p.m. Al salir del pueblo de Irupana se enfila por una subida en zigzag, y fue durante esta subida que encontramos a los neófitos. Ellos iban a Irupana a vender las pocas cosas que traían de las misiones: escobas que no son otra cosa que mazos de juncos delgados, algún mono, cueros, etc. que truecan por pan, que les gusta mucho, y por artículos de mercería”.

Es un hecho que en el “etc.” estaba el cacao, pues él mismo lo señala como el producto más importante que los mosetenes cultivaban en la época: “Los productos de tierra cultivados y cosechados por los neofitos consisten principalmente en cacao, café, coca, maíz, arroz, plátanos, yuca, algodón y variedad de legumbres”. La materia prima del chocolate es cultivada en Alto Beni e Irupana era la principal puerta de salida –sino la única- que tenían los habitantes de la zona. Es indudable que el cacao era uno de los productos de intercambio.

María Salas Vidal, una de las chocolateras más antiguas de Irupana, afirma que desde su niñez ella vio que las señoras de la población preparaban chocolate caliente para la venta. El chocolate en pastillas, como se lo conoce hoy, era un artículo de lujo que se importaba del extranjero a las ciudades bolivianas. Esos argumentos refuerzan la hipótesis de que la fuente natural del insumo era la Misión indígena de Covendo.

Como indica Balzan, una de las principales atracciones irupaneñas eran los panes de trigo amasados en Irupana. Sin embargo, un producto fundamental para la dieta de los indígenas era la sal. Irupana era el lugar en el que se abastecían.

De retorno al encuentro entre los ríos La Paz y Miguillas, los mosetenes alistaban la preciosa carga cual se tratase de un gran tesoro. “El pan, entero o partido por la mitad, lo ponen sobre hojas extendidas en el suelo para secarlo al sol, puesto que la humedad del viaje lo puede hacer enmohecer. (…) Envuelven bloques de sal en hojas parecidas a las del plátano sólo que más pequeñas”, registra el explorador.

El intercambio comercial entre Covendo e Irupana se mantuvo hasta la década de 1930, pues, resultaba la mejor ruta de conexión para el abastecimiento de los mosetenes. Una vez que se fueron abriendo nuevas rutas por la región amazónica, los indígenas encontraron mejores alternativas de comunicación con los centros de abastecimiento. La zona de Caranavi y Puerto Linares resultaba más cercana.

Sin embargo, dejaron su deliciosa marca en Irupana: La costumbre de preparar el más rico chocolate con leche que se haya podido saborear. ¡Caliente, caliente!

No hay comentarios:

Publicar un comentario