Armando a orillas del río La Planta |
“El Armando, de La Planta”. Así lo conocían sus compañeros de escuela. Toda su vida, Armando Pinedo Condori habitó, junto a su papá Javier, en lo que fue la casa de hacienda de Chiñani, la que se encuentra a sólo minutos de caminata de las orillas del río.
El río La Planta no aparece en ningún mapa, porque ese no es
su nombre. En realidad, se llama P’uri. Quienes habitan Irupana le pusieron ese
sobrenombre debido a que, desde los años 40 del pasado siglo, ahí funcionaba la
planta hidroeléctrica que daba energía a Irupana y Chicaloma.
El hecho es que Armando creció con el ruido del afluente en
sus oídos: “Lo quiero mucho a ese río, me ha dado esa frescura de sus aguas
cristalinas, me recuerda mucho cuando sacábamos mauris en los años e que estaba
en la escuela. Es mi deber protegerlo y cuidarlo”.
Para quienes estudiaron en Irupana, las excursiones al río
La Planta son inolvidables. Ya en esos años, Armando despuntaba como el gran
conocedor de la zona, debido a su cercanía con el río. Pero no se ha quedado
ahí, durante todos estos años ha ido explorando el caudal, tratando de llegar
hasta sus orígenes mismos.
“Subiendo desde el camino, desde donde está el puente,
caminas más o menos una hora, hay dos cascadas: Huajini y Perolani. Subes tres
horas más y llegas a una playa extensa, a las faldas del Astillero, de ahí para
arriba hay muchas cascadas, son seguidas”, describe.
Comenta que una de las particularidades de este río es que
los riachuelos que en él depositan sus aguas lo hacen a través de pequeñas
caídas que lo embellecen, tanto desde el lado de Maticuni como desde el de
Rosariuni. “Arriba de la playa del Astillero he contado unas 100 pequeñas
cascadas”, abunda.
Hace años que Armando Pinedo tiene la idea de consolidar un
paseo turístico por las orillas de La Planta, él considera que esa es la mejor manera
de crear conciencia sobre la necesidad de preservarlo y alejar cualquier
intento de explotar mineral en esa área.
Para ello ha contactado a las autoridades municipales y
también se ha reunido con la gente de Alimentos Irupana para construir un
circuito turístico, que incluya paseos por Pasto Grande, la cultura
afroboliviana de Chicaloma, la historia de Laza o la Guerra de la Indepedencia
en la zona.
Lamentablemente, ello todavía no ha sido consolidado. Armando
cuenta que se ha reunido con el subgobernador David Aro, quien ha comprometido
su concurso, al igual que con el Concejo Municipal de Irupana, cuyos
integrantes han prometido declarar a las orillas del río como reserva municipal
con el objetivo de asegurar su protección.
“Creo que me voy a casar con el río La Planta”, confiesa
Armando con amor. En realidad, él está casado con Virginia Choque, quien no es
celosa de esa relación. “Mi esposa me apoya”, dice, aunque ella es temerosa de
que el esfuerzo de su marido no sea recompensado con el reconocimiento de la
población.
Armando Pinedo no puede estar una sola semana sin visitar a
su adorado río y, en los últimos años, su pequeña hija Yumalay lo acompaña en
esa travesía. Su deseo es heredarle su gran amor por el afluente, como quisiera
hacerlo también con todos quienes viven en Irupana. Es que el “Armando de La
Planta” vive sus días amando a La Planta…