jueves, 3 de febrero de 2011

Cuando La Plazuela olía a caña


El olor a mango no siempre fue característico de La Plazuela. Hasta el año 1952, aproximadamente, esa extensa planicie estaba completamente cultivada de caña, destinada a la producción de alcohol.

Los empresarios alemanes Stephan –así los recuerda la gente- eran propietarios de los terrenos que actualmente constituyen La Plazuela, los que se extendían hasta Cerropata, Lavi Chico, Siquiljara y Charvina.

No se sabe cuándo, estos señores, adquirieron los mismos. Los viejos afirman que los conocen desde que tienen uso de razón. Werner Kunzel, otro alemán que vivió en Irupana, llegó en 1938, cuando los Stephan estaban ya asentados en La Plazuela.

Tampoco se conocen las razones por las que determinaron cultivar caña, lo evidente es que ese cultivo se adaptó muy bien a la zona, logrando excelentes niveles de rendimiento.

No hay cañaveral sin trapiche y los alemanes instalaron una molienda para extraer la savia de ese producto. Aún queda en La Plazuela, como testigo mudo de su pasado industrial, el tubo por el que ingresaba el agua que hacía girar el molino.

"El Sol", así se llamaba el alcohol producido en la zona, el que era transportado semanalmente a La Paz en envases de dos y 20 litros. Walter Terán, que desde muy joven vivió en La Plazuela, y Juan Zalles, nacido en esa población, recuerdan que los cañaverales copaban toda la planicie, de aproximadamente ocho kilómetros de largo.

Nunca supieron la cantidad de alcohol que se producía, aunque recuerdan que, semanalmente, un camión de 60 quintales salía completamente cargado de jabas que contenían el aguardiente.

Durante la época de zafra o corte de caña, los Stephan transportaban entre 80 y 90 zafreros desde el altiplano, debido a que era escasa la población asentada en el lugar. Don Walter recuerda que muchos de los zafreros morían a causa del cambio de clima y sobre todo por la terciana o malaria que, por entonces, hacía estragos en la zona.

La resaca de la producción de alcohol

Fue la revolucióñ de 1952 la que puso punto final a la producción de caña en La Plazuela. Walter Terán y Juan Zalles coinciden en que, el día en que se fueron los Stephan, los cultivos de caña estaban tan saludables como de costumbre.

Los empresarios alemanes vieron peligrar su inversión, desarmaron el trapiche y se marcharon a Santa Cruz, donde los efectos de la Reforma Agraria no fueron los mismos que en el occidente del país. .

Con "buen olfato", vendieron los terrenos a una famiIia de apellido Cruz, antes que éstos sean afectados por la Ley de Reforma Agraria. La falta de un trapiche quitó total sentido a la producción de caña, razón por la que los nuevos propietarios, junto a los colonos, se vieron obligados a cambiar de cultivo. Es aquí donde termina la historia de la caña y comienza la de los mangos.

Olor a mango

La Plazuela es actualmente la principal productora de mangos en la región yungueña, de cuya producción depende la economía de sus 550 habitantes.

Una vez concluido el ciclo de la caña, los nuevos propietarios y los todavía colonos determinaron cultivar paltos, los que parecían adaptarse a la microregión. No fue así. Los árboles de palto se secaron y fue necesario recurrir a naranjas, mandarinas, limas y limones, cuyas plantas corrieron la misma suerte.

Fue entonces que los pobladores de La Plazuela pusieron los ojos a "tres o cuatro arbolitos" de mango que existían cerca de las orillas del río La Paz. Juan Zalles recuerda que, al principio, este producto no era conocido entre los pobladores de la ciudad y, en consecuencia, su mercado era muy pequeño. "No tenía precio, era como un árbol silvestre", rememora, satisfecho por el elevado número de consumidores que tiene ahora.

Son 20 años que el mango es el principal producto de los pobladores de La Plazuela y parece destinado a quedarse en la zona, por los siglos de los siglos.

La Plazuela industrial

El pasado de La Plazuela es apenas una muestra del potencial industrial de la zona, el que, paradójicamente, ha sido completamente relegado desde 1952. ¿Qué habría pasado si la revolución del '52, aparte de dotar terrenos a los campesinos, les entregaba un trapiche para industrializar la producción de caña?

Los nuevos propietarios de La Plazuela y los colonos determinaron cambiar de cu1tivo porque no tenía sentido mantenerlo sin el funcionamiento de la molienda.

Las potencialidades están intactas, como cuando se fueron los Stephan, falta definir los cultivos y buscar las inversiones para, apoyados en el pasado, mejorar el presente de la microregión.

Irupana, agosto de 1997

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