viernes, 21 de enero de 2011

El Dios de la Saya



Jesús. Sus padres lo bautizaron con ese nombre sin imaginar que su primogénito bailaría la saya como un Dios. Negra su piel, blanco su atuendo. Era el contraste que necesitaba para mostrar cómo cada uno de sus músculos se movía de manera autónoma apenas el golpe de las cajas comenzaba a tejer el ritmo de los afros de Bolivia.
La ceremonia comenzaba apenas levantaba el látigo y soplaba el silbato. Desde ese momento sus pies eran la vara que dirigía aquel concierto digno de cualquier selva africana. Era entonces que sus músculos cobraban autonomía, Cada uno se movía como quería, pero sin abandonar el ritmo impuesto por el retumbar de las cajas.
Nadie se atrevía a interrumpir aquel ritual. Su cabeza, sus hombros, el abdomen, piernas, rodillas, brazos… Era el alma que quería manifestar su amartelo por la tierra lejana de donde fue cruelmente arrancada.
Jesuso Pedreros fue el caporal de la Saya Gran Poder de Chicaloma durante 37 años. Hasta el momento de su llegada, el héroe afroboliviano de la Guerra del Chaco, Pedro Andaveris, había tenido ese privilegio. Los viejos integrantes de la agrupación se dieron cuenta de sus virtudes apenas éste se sumó a la agrupación. Don Pedro era un buen golpeador de cajas, razón por la que le cedió satisfecho el lugar de caporal. Es más, fue Andaveris quien le explicó su nueva función dentro del grupo.
La tarea del caporal en la antigua saya de Chicaloma no se limitaba a ser el centro de atención de los espectadores. Su actuación era fundamental para marcar el ritmo de la orquesta. Esa tarea era compartida con el ganghingo -la caja más pequeña- y la coancha o rejereje.
Jesuso llegó a la saya junto a su amigo, el ganghinguero Celso Jáuregui, en 1958. Los dos jóvenes se encargaban de marcar el ritmo para los experimentados golpeadores de la saya. Mientras Pedreros le ponía forma física al ritmo de la saya, Jáuregui tenía la misión de acercarse al percusionista que estaba fallando para darle sonido e introducirlo al pentagrama.
La ejecución de la saya es bastante compleja. Cada una de las cajas es golpeada en diferentes tiempos, los que unidos tejen el ritmo con el que bailan los afros asentados en Bolivia.
Los jóvenes de Chicaloma han heredado esa habilidad, pero los viejos extrañan la época en que se escuchaba como una verdadera orquesta. La falta de un buen tambor mayor, un ganghinguero y la ausencia de Jesuso Pedreros como caporal son vacíos difíciles de llenar.
Las voces agudas de las mujeres contrastaban con el sonido sordo que emiten las cajas al ser golpeadas. Ruth Jáuregui, una de las dos gemelas que integraban el grupo, dice que era el caporal quien les trasmitía entusiasmo y ganas de moverse.
Jesuso resistió al proceso de cambio generacional que vivió la Saya Gran Poder, pues era imposible encontrar alguien que baile mejor que él. Paseó su danza por diferentes escenarios del país: Estuvo en las famosas entradas folclóricas de Oruro y Urkupiña, además de haber visitado casi todas las festividades de las poblaciones de la región yungueña.
Tenía más de 60 años, pero su cuerpo parecía ignorar el paso del tiempo. Continuaba moviendo sus músculos con la autonomía y agilidad de siempre. Jesuco bailaba con los ojos abiertos, pero no miraba a ninguna parte. Era tal su grado de concentración que parecía fuera de sí.
Mas su corazón estaba cansado de latir al ritmo que le imponían las cajas. Tuvo un infarto en abril de 1995 que lo alejó de la saya y de la vida. Al fin y al cabo, para él ambas eran lo mismo.
Su sobrino Rolando Pedreros heredó los cascabeles de su tío, es el nuevo caporal de la Saya, aunque reconoce que está muy lejos de acercarse siquiera a la calidad con la que danzaba Jesuco.
«Nunca voy a hacerlo como lo hacía mi tío, nunca lo van hacer igual, él bailaba con calidad y talento, lo hago pero no igual ni mejor. Yo tengo más cantidad que calidad».
«Él le ponía más emoción con ese talento que tenía en su movimiento, en las figuras que demostraba cuando bailaba, sus inclinaciones, su forma de bailar, algo hemos rescatado, pero no todo».
Si existe el más allá, Jesuso debe seguir bailando la saya. Angel Pérez, Pedro Andaveris y Apolinar Medina, entre otros, debieron estar esperándolo para que se integre al grupo que hizo de la saya Gran Poder de Chicaloma una verdadera orquesta.
Irupana, agosto de 2001

5 comentarios:

  1. Que relato tan hermoso, asi como jesuco, me parece que cada pedacito de los Yungas tiene un simbolo sino igual por lo menos parecido.
    Que dificil que las nuevas generaciones esten a la altura de la gente antigua, diciplinada en todo aspecto de su vida.
    este reconocimiento me parece por demas nesesario para don Jesuco y para muchos que en su momento marcaron historia en sus respectivos lugares.
    felicidades Mancebao, por esta iniciativa.
    Julio C. Tristan, de Huancané

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  2. Hola por favor podrían darme más descripción sobre el y unas fotos más por favor ...me tocó aser un trabajo... q debo aser sobre el

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  3. Me conmovió mucho la reseña señalada. No pufo ser mejor descrita en homenaje a Jesuso. Un gran ser. Negro como.la noche y un carácter único. Feliz y sonriente y nunca pero nunca fue mal agradecido con quienes el quería . Lo recordamos mucho pir los años que compartimos con el. Con mucho cariño la familia Alcazar.

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  4. Jesus fue el gran bailarin de la Saya y tenia un gran corazon hacia nuestra familia desde su niñez.
    Supo ganarse mi cariño desde que yo tambien era muy niño, nos acompañaba en todas las vacaciones que ibamos a Chicaloma.
    Recuerdo cuando yo tenia unos 18 años las abuelas me mandaron a hacer bajar la casa vieja de los abuelos (rajada por las fuertes lluvias) , el Jesusito, como lo llamaban las abuelas, era mi compañero de desayuno, llegaba temprano en la mañana cargando
    naranjas, le encantaba desayunar conmigo un "desayuno americano" como él decia, yo se lo hacia panqueques mientras él me hacia un jugo puro de naranjas de la huerta y después de tomarnos un café con leche con los panqueques él salia a la esquina de la casa y les decia a sus amigos que ya tomó su energia para otro año de Saya.. y los amigos se reian diciendole que por esos desayunos él tenia gusanera..😁
    Lindos recuerdos del Jesus Pedreros..
    DE GONZALO POZO TRIGO ALCAZAR

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  5. ❤ y sobre Gitano ese hermoso caballo que cuido como a su hijo se lo veía desde muy tempranas horas como un verdadero caballero rondando las nobles tierras de Chicaloma, Irupana, la asunta y otras
    DE PATRICIA SARAVIA POZO

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