Fernando, Rodrigo y Pedro, la disciplina es su característica |
Los Chura, de Irupana, se han convertido en un referente del
fisicoculturismo paceño y van camino de serlo también del nacional. Semejante
logro lo han obtenido a punta de dedicación y sacrificio diario, en un deporte
que exige disciplina a cada momento. “Para esto nadie nace, todos se hacen”, concluye
Fernando, el principal responsable de que el culto a los músculos se haya
vuelto la marca de toda la familia.
Fernando cuenta que, desde niños, a él y sus hermanos les gustaban
las películas de Arnold Schwarzenegger y Jean-Claude Van Damme, actores que se
caracterizan por su musculatura bien trabajada. Tras su retorno del servicio
militar, comenzó a buscar un gimnasio con el sueño de llegar un día a alcanzar
igual o mejor cuerpo.
No era una tarea sencilla, entonces no había tantos
gimnasios en la ciudad de La Paz y los que existían eran relativamente caros. Pero,
a pesar de esas dificultades, Fernando ya había comenzado a adentrase en ese mundo.
Ofreció hacer reemplazos a los instructores a cambio de que le dejen utilizar
sus instalaciones. Un curso en la Universidad Franz Tamayo le permitió
consolidar sus conocimientos sobre esta disciplina.
Hasta que en 2011 se animó a estrenarse en el mundo de las
competencias de fisicoculturismo. Es entonces que tuvo que poner a prueba su conducta
y su vocación por este deporte. No pudo irle mejor: Alcanzó el Míster La Paz, nada
menos que en su debut.
Para ese momento, sus hermanos Rodrigo y Pedro también se
habían encaminado en el mundo de las pesas, los ejercicios y la buena
alimentación. El primero tenía mayor apego por el kickboxing y habría seguido
en esa disciplina si el boxeo no le metía un gancho. Le pidieron que sirva de
sparring para un boxeador que tenía próxima una pelea, pero el ganador fue él.
Llegó a ser Campeón Nacional de Boxeo en la Categoría Welter (69 kilos).
Sintió que en el país no iba a llegar más lejos en el
deporte de los puños, debido a la falta de oportunidades, y había comenzado a
trabajar como instructor en un gimnasio de la ciudad. Era el momento de
cultivar los músculos, se preparó para la competencia de 2015 y logró el Míster
La Paz.
Pedro, el menor de los tres, tuvo una carrera más rápida. Incursiona
hace seis años en este deporte y en 2013 logró ser Campeón Nacional Juvenil.
Acaba de ser el ganador absoluto de la Categoría Clásico del departamento de La
Paz.
Pero contar su recorrido y sus logros es sencillo, trabajar
esos músculos demanda de al menos nueve meses de vida disciplinada y muy sacrificada. En la
primera parte deben ganar masa corporal, para lo cual requieren de buena
alimentación y de suplementos alimenticios que sean rápidamente asimilados por
el organismo. Luego entran a la etapa del marcado muscular y del secado, para
que la piel se pegue completamente a la masa corporal. Las privaciones a las
que se someten serían una verdadera tortura si no tendrían la convicción de que
este es el deporte en el que se realizan.
“En unos dos o tres años vamos a llegar más alto, nuestros
músculos van a estar mucho más maduros”, afirma Pedro, mostrando que aún hay
camino por recorrer. Pese a que nunca bajan de los primeros lugares en los
torneos nacionales, ellos saben que a ese nivel tienen todavía desafíos
pendientes. Fernando quiere competir en noviembre en una competencia en Perú,
país que se ha convertido en una potencia en este deporte. Sueñan con estar en
los sudamericanos de esta disciplina y van en esa dirección…
Sus padres, Pedro y Angélica, están comprometidos con el
logro de esas metas. Ella es la persona que ayuda con la dieta estricta, pero
también con el control y la crítica permanente. No hay torneo al que ambos
falten, entienden de este deporte como si lo hubiesen practicado durante toda
la vida.
Pese a que han concluido estudios universitarios, saben que
su futuro está ligado al trabajo físico: Son instructores en los gimnasios más
conocidos de la ciudad. Al verlos es inevitable recordar a su abuelo Eulogio, a
quien admirábamos en la calle Cochabamba, por la facilidad con que cinchaba su
mula o cargaba y descargaba los productos que cultivaba… Es que estos músculos
son “made in Irupana”.
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