martes, 30 de septiembre de 2014

Seis décadas vistiendo a la Virgen de las Nieves

Doña Mimí en su profesión de fe: vistiendo a la Virgen de las Nieves
Si alguien conoce íntimamente a la Virgen de las Nieves de Irupana es doña Miriam “Mimí” Belmonte. Hace 60 años que ellas se encuentran al comenzar agosto. La patrona de Irupana la espera con el atuendo que vistió durante todo el año y ella llega con todos sus implementos para desvestirla, limpiarla y ponerle un manto nuevo para que lo estrene en la víspera de su cumpleaños.
Doña Mimí comenzó vistiendo al Niño que la Virgen de las Nieves lleva entre sus manos. Eran las épocas en que su mamá Rosa, junto a su hermana mayor, Nilda, y la señorita Soraida Alcázar, engalanaban con sus mejores mantos a la imagen para la fiesta del 5 de agosto.
Tras la muerte de su señora madre, entró al grupo de mujeres que se reunían cada primero de agosto en el templo de Irupana para cumplir con el rito. Tenía entonces 17 años. Luego fallecieron su hermana mayor y la señorita Alcázar. Pero ya para entonces conocía la imagen de memoria y se sabía todos los trucos para que el manto de la virgen quede impecable.
Añora los años en que el cambio de ropa era toda una ceremonia de la población en su conjunto. Las campanas repicaban el primero de agosto para anunciar que la imagen estaba siendo bajada del altar y que se iba a proceder a la renovación del atuendo. El proceso duraba hasta el tres de agosto, pues, el colocado de las joyas era bastante demoroso.
La virgen tenía cuantioso patrimonio: collares con perlas –entre ellos un hermoso corazón-, anillos antiguos y aretes con perlas grandes, todo trabajado en oro. Al vestirla, había que asegurar cada una de las joyas a la ropa para que éstas no se caigan durante la procesión. Durante el año, las reliquias estaban celosamente guardadas en un cofre bajo tres llaves: una la tenía el párroco, otra una autoridad parroquial y la tercera una autoridad municipal. Ellos se reunían, abrían el joyero y lo entregaban bajo inventario.
Doña Mimí desconoce el paradero de ese patrimonio. Sólo queda el antiguo bastón que la virgen lleva en sus manos, que no es de oro, y la media luna de plata que está a sus pies, el resto de sus joyas son de fantasía. “Un año, el padre Carlos dijo que se ha robado la llave (del cofre) y desde entonces no sé nada”, comentó.
 En el pasado, Irupana celebraba la festividad de la Virgen de las Nieves desde varias semanas antes del 5 de agosto. Las primeras novenas eran rezadas desde el 7 de julio y se cerraban el 16, en la fiesta del Carmen. Ese día, la imagen era trasladada a casa del alférez –lo que hoy llamamos preste-, donde se comenzaba otra tanda de oraciones que se prolongaba hasta el 25 de julio. En esa ocasión, una representación del Tata Santiago salía del templo y recogía a la imagen de la patrona de Irupana para devolverla al templo, donde comenzaban las novenas finales que concluían el 4 de agosto.
No se conoce la edad exacta de la imagen de Virgen de las Nieves. Con seguridad, viene desde la época de la colonia. Doña Mimí asegura que, desde que la conoció, su cuerpo se encontraba siempre en muy buen estado. Es cierto que tenía algunos problemas en uno de los brazos, el cual fue arreglado por un restaurador que fue contratado, hace algunos años, gracias al aporte de la familia Nahín, que reside en Estados Unidos. En otra ocasión, uno de los explosivos que se utilizan como fuegos artificiales impactaron en su rostro, lo cual le provocó un pequeño rasguño. El mismo también fue reparado.
En el pasado, la señora Belmonte ayudaba también a arreglar el altar de flores que rodea a la imagen de la virgen. Esa fue una labor heredada de su tía, la señorita Ana Rivera, otrora una de las cuidadoras más celosas de todo el patrimonio que tenía la parroquia de Irupana. En los últimos años, otras señoras residentes en la ciudad de La Paz se ocupan de esa tarea.
Pero todo apunta a que la estrecha relación entre la familia Belmonte y la Virgen de las Nieves terminará con doña Mimí. Si bien cuenta con el apoyo de su esposo Augusto y de sus hijos Jorge y Rosa, quienes la acompañan en esta su profesión de fe, es difícil que ellos se hagan cargo de la misión de vestir cada año a la principal imagen del templo de Irupana. “Felizmente, me acompaña en esta tarea, desde hace 10 años, Maritza Pacheco, ella no sólo sabe vestirla a la Virgen, hasta confecciona su manto”, dice contenta.
La señora Belmonte de Sánchez habla de la “Mamita de las Nieves” con el cariño que se habla de una progenitora. Cada vez que ella le hace sueños, doña Mimí sabe que le va a pasar algo malo y se prepara para recibir la mala noticia. Es que la patrona de Irupana ya es parte de su familia, lo fue desde siempre…

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