miércoles, 24 de noviembre de 2010

Juan Barra sigue marcando goles para Chicaloma


Augusto Andaveris, Edgar Clavijo, Marcos Barra, Ubi Peralta… Chicaloma se ha convertido en el más importante semillero del fútbol yungueño, tanto que es la población con mayor número de jugadores en el torneo de la Asociación de Fútbol de La Paz y su primer equipo es frecuente finalista en los campeonatos interyungueños. ¿Quién riega el almácigo que está dando tantos frutos?: Juan Barra Foronda.

Su labor es silenciosa y la realiza desde hace muchos años. Nunca cobró un peso por ese servicio. Lo hizo impulsado por la satisfacción que siente al enseñarles a jugar a los niños y adolescentes de su población.

Juan jugó al fútbol durante su adolescencia y juventud, su puesto favorito era el de arquero. No era el más destacado entre los integrantes de la siempre competitiva Selección de Chicaloma. Pero seguro será recordado por el gran aporte que hizo al formar a las nuevas generaciones de futbolistas.

La faena de este director técnico comienza de madrugada. Vive en la parte baja del lugar en el que se encuentra el principal campo deportivo de la población y sus alumnos no le permiten faltar a los entrenamientos. “A las dos, tres de la mañana, ya me están gritando desde la cancha para que salga de mi cama y les entrene”. Más de 35 se reúnen a diario para recibir sus conocimientos.

El deseo de aprender es tal que los niños no quieren faltarse a un solo entrenamiento. “El otro día uno de ellos se rompió la mano por una mala caída. Le han masillado y pensé que no iba a venir. Igual apareció, lo puse de árbitro”.

Generalmente, las prácticas terminan entre las seis y las siete de la mañana. “Yo tengo que ir a mi cocal y ellos tienen que ir al colegio, si no continuaría el entrenamiento”, explica.

Juan recibe niños y adolescentes de entre siete y 17 años. En su criterio, esa es la edad en la que la persona puede adquirir mejor los conocimientos de la práctica futbolística. “Cuando llegan, toditos corren detrás de la pelota, los dos equipos se amontonan en uno sólo de los lados. Eso es lo primero que hacemos, enseñarles a que se ubiquen en el campo de juego”.

El formador chicalomeño les ayuda a descubrir el puesto para el que tienen mayor habilidad y luego comparte con ellos los recursos técnicos y tácticos que les permitan explotar mejor esa ubicación.

Cuando comienzan a hacer fútbol, los divide por edades para que los más menores no sean lastimados por los mayores. Ese es el momento en que comienza a ver las potencialidades de cada uno de sus pupilos. “En este momento tengo unos tres que van a dar mucho que hablar”, asegura y hay que creerle. Decía lo mismo de los Andaveris, Clavijo, etc.

Y una vez que los equipos comienzan a afianzarse hay que salir a las otras poblaciones yungueñas en busca de rivales, porque –al igual que los gallos- “los futbolistas se ven en cancha”.

Juan pide a los jugadores que pidan permiso y apoyo económico a sus papás. Si algún progenitor se niega, entonces él se encarga de tramitar la venia para que los chicos salgan a probar sus actitudes. No es extraño verlo los fines de semana caminando por diversas poblaciones yungueñas, seguido de sus alumnos.

Chicaloma también tiene un buen equipo de fútbol femenino. Juan Barra Foronda es también el director técnico del equipo de mujeres que, junto a los varones, participan de las visitas deportivas que hacen a otros cuadros de la región.

Sólo hasta los 17

Llegar a la dirección técnica de la Selección mayor de Chicaloma no es una cuestión que le quite el sueño a Juan Barra. “Yo los formo hasta los 17 años, luego, los chicos siguen su camino. Hasta esa edad pueden formarse, luego ya hacen todo lo que han aprendido”.

Sin embargo, acompaña al equipo mayor a todas sus presentaciones, especialmente a las del Interyungueño de Fútbol, en las que Chicaloma se ha convertido en un gran protagonista. Disfruta viendo jugar a quienes a ayudado a adquirir sus primeras armas en este deporte.

Juan no ha estudiado para asumir la dirección técnica, su formación es empírica. Comparte con sus alumnos todo lo que él ha aprendido dentro de la cancha y lo compartido por otros de sus antecesores en el fútbol chicalomeño.

Los resultados no han podido ser mejores. Sus alumnos han hecho de Chicaloma una verdadera potencia futbolística. Y no es que Juan haya inventado nada. El material humano estaba ahí, sólo hacía falta que venga el escultor a darle forma.

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