martes, 12 de octubre de 2010

Hasta El Ferroviario tiene sabor yungueño


¿De dónde es el autor de El Ferroviario? “Obvio, de Oruro”, respondió un orureño. Y claro, parece lógico. Lo bailan las diabladas y lo hizo famoso el grupo Llajtaymanta . Conclusión: su compositor tiene que ser orureño. ¡Vaya sorpresa! Es el irupaneño Antonio Uzquiano.

Es cierto, la temática no tiene nada que ver con la región yungueña. Sólo el tren del olvido pasó por Irupana, y eso, si se acordó. Pero Antonio Uzquiano es orgulloso de ser irupaneño. Él nació en la finca de Ch’acahuaya, dentro del municipio de Irupana.

Tampoco fue ferroviario, pero compartió con los trabajadores del riel durante varios años de su vida. Fue en la población de Viacha, donde Uzquiano trabajaba como Colector del Ministerio de Hacienda. La Empresa Nacional de Ferrocarriles tenía en el lugar una de sus principales oficinas, razón por la que contaba con un gran número de trabajadores.

“Ya va partir el tren, caballero,

ya va partir el tren (bis)

y si no subo yo mi amor se perderá

vámonos a la playa a orillas del mar”

A los ferroviarios de Viacha les decían los “farradiarios”. Eran famosos por su permanente consumo de bebidas alcohólicas. Antonio Uzquiano compartió varias veces con ellos y escuchó sus conversaciones. Su instinto creador no dejó pasar el momento: Fundió la actividad de este sector laboral con los amores y desamores de los que hablaban durante sus prolongadas tertulias.

“Quiero verla partir en ese tren que ya se va,

quiero ser ferroviario por una mujer”

La composición de Antonio Uzquiano primeramente fue presentada a los propios ferroviarios, quienes, de inmediato, se sintieron representados por el tema. El huayño se habría quedado callado, entre los muchos trabajos musicales del autor, de no cruzarse en su camino el director del grupo Los de Pucara, Franz Ochoa. Eran los años 80. El país ya había comenzado el proceso de reconocimiento de sus raíces y la concertina de Los de Pukara no tardó mucho en ponerlo de moda.

“Don Antonio, está lindo el huayno. Lo grabaremos, pues”. El pedido de Ochoa no podía ser rechazado. Meses después, lo invitó para escuchar la grabación y darle su aprobación: “Estaba caché”. Varios años después, los orureños Llajtaymanta tuvieron la feliz idea de grabarlo junto a la diablada “El Chiru Chiru”, lo que terminó de lanzar a la fama a “El Ferroviario”.

Las regalías que reciben los compositores por sus creaciones son para morirse de hambre, pero salvan. Uzquiano recuerda que, en una ocasión, no tenía dinero para cumplir el deseo de su nieta de viajar a Copacabana y le llamaron de la Sociedad Boliviana de Autores y Compositores (Sobodaycom) para decirle que recoja mil bolivianos por sus derechos. El Ferroviario le llevó hasta el Santuario, pese a que no hay ni rieles.

“Se va en ese tren mi amor,

se va en ese tren mi amor”

Pero El Ferroviario no es el único tema musical compuesto por Antonio Uzquiano. Otra canción que ha sido grabada por Los de Pucara fue el tundiqui “Negritos de T’aco”, inspirado en las épocas en que sus padres tenían una propiedad agrícola en esa población del municipio de Irupana: “De T’aco venimos negros de verdad, subimos a Laza pa’ bailar la saya”.

Otras canciones han sido grabadas por otras agrupaciones musicales como Chuymanpi, aunque ninguna ha tenido el recorrido de El Ferroviario, que ha sido interpretado por orquestas, bandas y todo tipo de agrupaciones musicales.

Rompiendo esquemas

Habitualmente, es muy difícil ver a un buen músico que sea un buen futbolista. Antonio Uzquiano rompió con ese esquema. Aparte de ser diestro con la guitarra, era también bueno atajando balones, al extremo que estuvo a punto de debutar como arquero en el primer equipo del Club Bolívar.

Muy joven, ingresó a la cuarta categoría del equipo paceño y escaló hasta el equipo de reserva. La vez que estuvo más cerca del equipo titular fue aquel día en el que el arquero titular del Bolívar, el Loro Vásquez, se estaba retirando furioso de la cancha. Uzquiano ya calentaba para reemplazarlo, cuando convencieron al portero titular para que vuelva al pórtico. Años después defendió los colores de Atlético La Paz y Ayacucho, en la primera división del fútbol paceño

Antonio Uzquiano hoy vive en Coripata, población a la que también le ha compuesto canciones. Está empeñando en demostrar que el hombre puede vivir lleno de salud hasta los 100 años de vida. Para lograrlo camina todos los días y prepara sus propios alimentos. Él dice que tiene firmado un contrato con Dios por 100 años de vida y que ahora lo está buscando para renovarlo por otros 100 años más. “No va a partir el tren, caballero, no va a partir el tren”.

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