martes, 10 de mayo de 2011

¿Por qué la comunidad afro se mantuvo en los Yungas?


Tras fracasar como mano de obra en los socavones de Potosí, los afro fueron trasladados al otro gran eslabón de la producción minera: el cultivo de la hoja de coca en los Yungas de La Paz. Quienes apoyaban esa respuesta tradicional sobre el arribo y permanencia de la comunidad negra a esta región pueden comenzar a revisar las nuevas preguntas. Recientes estudios históricos muestran que esa conclusión no tiene sustento.

La presencia, hasta nuestros días, de concentraciones afro tan importantes como Chicaloma, Tocaña o Dorado Chico son un verdadero desafío a la investigación histórica, pues, aún no son claras las razones por las que se concentraron en las interminables caídas yungueñas.

La hipótesis del traslado explicaba, además, las razones por las que no existían otras comunidades negras en el territorio boliviano, el mismo que estuvo en la jurisdicción de Charcas durante la Colonia española.

Afros en Charcas

“No hubo rincón de Charcas sin afros, durante la Colonia”, sentencia la historiadora Esther Aillón, quien realizó un detallado estudio demográfico de lo que ocurría con la presencia de negros, mulatos y zambos entre 1780 y 1810.

Estableció que, por ejemplo, el 38,5 por ciento de la población de Vallegrande, en lo que hoy es el departamento de Santa Cruz, era afro. En La Plata –hoy Sucre-, la cifra llegaba al 11 por ciento; en Potosí, al 4 por ciento.

Había afros en lugares tan diversos como Tarija y Oruro. Y el dato que en la época no era sorprendente: En Charcas –el territorio que hoy comprende Bolivia- el 12 por ciento de la población era “negra”.

Lamentablemente, el último Censo Nacional de Población y Vivienda excluyó la posibilidad de saber cuántos de ellos habitan aún en Bolivia. El dato permitiría realizar una comparación de cuánto ha cambiado la situación.

Sus dirigentes estiman que el 0,5 por ciento de la población boliviana actual es de su comunidad. El porcentaje es mínimo si se lo compara con el 12 por ciento que era en Charcas a fines del siglo XVIII.

Sí, la población boliviana creció, pero también pudo crecer la de ellos. ¿Por qué redujo dramáticamente su proporción en relación al resto? ¿Por qué desaparecieron del territorio nacional y sólo se mantuvieron en los Yungas de La Paz?

¿Entraron en las minas?

Los esclavos negros fueron comprados para entrar en los socavones mineros. Esa es otra de las hipótesis que se cae ante la fuerza de los argumentos. Las bocaminas potosinas siempre estuvieron atestadas de mano de obra gratuita, gracias a la mita, que obligaba a los indígenas de las alturas a trabajar de forma obligatoria en la extracción del mineral.

¿Los concesionarios de las minas estaban locos para comprar esclavos para el trabajo minero cuando tenían mano de obra gratuita a su alcance? ¿Iban a poner en riesgo su capital –invertido en la compra de esclavos- metiéndolos en los socavones, cuando había tantas vidas gratuitas por arriesgar?

El historiador Enrique Tandeter mostró que la mitad de los mineros de Potosí, durante la Colonia, eran asalariados. Muchos de ellos eran mitayos que estaban en su semana de descanso o trabajadores libres, expertos en el trabajo de extracción del metal. Es decir, era gente que voluntariamente se empleaba para realizar la labor, decisión que no podía ser asumida por los esclavos.

De lo que sí existen evidencias es su presencia y explotación en la Casa de la Moneda de Potosí, donde sus pies descalzos dejaron profundas huellas en el piso, al girar las pesadas prensas en las que se acuñaban el metal.

Mezclarse, la salida

Pero la pregunta sigue en pie: ¿Por qué se concentraron y mantuvieron en los Yungas de La Paz? Una de las principales hipótesis es que fue el mestizaje el principal responsable de la desaparición de la comunidad negra del resto del territorio nacional.

Durante todo el coloniaje, los esclavos tenían muchos incentivos para mezclarse con los grupos étnicos locales. Uno de ellos es que el hijo de negro e india o –al revés- de indio y negra dejaba automáticamente de ser esclavo. Ese incentivo incrementó el número de zambos y mulatos que, a diferencia de sus padres, era declarado liberto.

La historiadora Eugenia Bridikinha, una estudiosa de la situación de los afros yungueños, afirma que una rápida revisión de los rostros de quienes habitan el país puede ayudar a confirmar el gran mestizaje que hubo durante la colonia y la república: cabellos crespos, pómulos salidos, nariz achatada.

Pero, ¿por qué se mestizaron en todo el territorio nacional y no en Yungas? ¿Es que a los negros de la región yungueña no les atraía la posibilidad de liberar a sus hijos de las cadenas de la esclavitud? O ¿al verse reducidos en las distintas regiones se concentraron en una sola región? Hay muchas más preguntas, las que aún no aparecen son las respuestas.

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