miércoles, 14 de septiembre de 2016

Chura Team, músculos irupaneños para el fisicoculturismo nacional


Fernando, Rodrigo y Pedro, la disciplina es su característica


Los Chura, de Irupana, se han convertido en un referente del fisicoculturismo paceño y van camino de serlo también del nacional. Semejante logro lo han obtenido a punta de dedicación y sacrificio diario, en un deporte que exige disciplina a cada momento. “Para esto nadie nace, todos se hacen”, concluye Fernando, el principal responsable de que el culto a los músculos se haya vuelto la marca de toda la familia.
Fernando cuenta que, desde niños, a él y sus hermanos les gustaban las películas de Arnold Schwarzenegger y Jean-Claude Van Damme, actores que se caracterizan por su musculatura bien trabajada. Tras su retorno del servicio militar, comenzó a buscar un gimnasio con el sueño de llegar un día a alcanzar igual o mejor cuerpo.
No era una tarea sencilla, entonces no había tantos gimnasios en la ciudad de La Paz y los que existían eran relativamente caros. Pero, a pesar de esas dificultades, Fernando ya había comenzado a adentrase en ese mundo. Ofreció hacer reemplazos a los instructores a cambio de que le dejen utilizar sus instalaciones. Un curso en la Universidad Franz Tamayo le permitió consolidar sus conocimientos sobre esta disciplina.
Hasta que en 2011 se animó a estrenarse en el mundo de las competencias de fisicoculturismo. Es entonces que tuvo que poner a prueba su conducta y su vocación por este deporte. No pudo irle mejor: Alcanzó el Míster La Paz, nada menos que en su debut.
Para ese momento, sus hermanos Rodrigo y Pedro también se habían encaminado en el mundo de las pesas, los ejercicios y la buena alimentación. El primero tenía mayor apego por el kickboxing y habría seguido en esa disciplina si el boxeo no le metía un gancho. Le pidieron que sirva de sparring para un boxeador que tenía próxima una pelea, pero el ganador fue él. Llegó a ser Campeón Nacional de Boxeo en la Categoría Welter (69 kilos).
Sintió que en el país no iba a llegar más lejos en el deporte de los puños, debido a la falta de oportunidades, y había comenzado a trabajar como instructor en un gimnasio de la ciudad. Era el momento de cultivar los músculos, se preparó para la competencia de 2015 y logró el Míster La Paz.
Pedro, el menor de los tres, tuvo una carrera más rápida. Incursiona hace seis años en este deporte y en 2013 logró ser Campeón Nacional Juvenil. Acaba de ser el ganador absoluto de la Categoría Clásico del departamento de La Paz.
Pero contar su recorrido y sus logros es sencillo, trabajar esos músculos demanda de al menos nueve meses de vida disciplinada y muy sacrificada. En la primera parte deben ganar masa corporal, para lo cual requieren de buena alimentación y de suplementos alimenticios que sean rápidamente asimilados por el organismo. Luego entran a la etapa del marcado muscular y del secado, para que la piel se pegue completamente a la masa corporal. Las privaciones a las que se someten serían una verdadera tortura si no tendrían la convicción de que este es el deporte en el que se realizan.
“En unos dos o tres años vamos a llegar más alto, nuestros músculos van a estar mucho más maduros”, afirma Pedro, mostrando que aún hay camino por recorrer. Pese a que nunca bajan de los primeros lugares en los torneos nacionales, ellos saben que a ese nivel tienen todavía desafíos pendientes. Fernando quiere competir en noviembre en una competencia en Perú, país que se ha convertido en una potencia en este deporte. Sueñan con estar en los sudamericanos de esta disciplina y van en esa dirección…
Sus padres, Pedro y Angélica, están comprometidos con el logro de esas metas. Ella es la persona que ayuda con la dieta estricta, pero también con el control y la crítica permanente. No hay torneo al que ambos falten, entienden de este deporte como si lo hubiesen practicado durante toda la vida.
Pese a que han concluido estudios universitarios, saben que su futuro está ligado al trabajo físico: Son instructores en los gimnasios más conocidos de la ciudad. Al verlos es inevitable recordar a su abuelo Eulogio, a quien admirábamos en la calle Cochabamba, por la facilidad con que cinchaba su mula o cargaba y descargaba los productos que cultivaba… Es que estos músculos son “made in Irupana”.

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